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El décimo no codiciar
nunca las cosas ajenas,
porque te han de aumentar
tus amarguras y penas.
Aquí estos diez mandamientos
sólo se encierran en dos,
que es quererte y amarte
con el permiso de Dios.
PARODIA.
En noche acuática
galán copólogo
las calles náuticas
atravesó.
Y al pie de escuálido,
portón viejísimo,
tocó frenético
y así gritó:
Portera lánguida,
de efigie bárbara
que en sucias sábanas
durmiendo estás.
Despierta y óyeme
y en mis filípicas
truenos diabólicos
escucharás.