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DUERME.
Duerme, adorada mía,
velad por mí,
que no interrumpa tu sueño
los ayes de un infeliz.
Duerme, querida,
duerme, mi vida, sí,
sueña, sueña y sueña
con mi amor, mi serafin.
Sigue durmiendo en paz y en calma,
que sea tu sueño no más de amores;
al abrir su ala los ruiseñores,
con suave trino te arrullarán.
LA LÁGRIMA.
Más pura y cristalina que el rocío
despréndese al través de tu pupila
esa lágrima ardiente que se oscila,
esa lágrima, esa lágrima es de amor.
Las miro y la contemplo apasionado
surcar por tu mejilla candorosa,
esa lágrima contemplo hermosa,
esa lágrima, esa lágrima de amor.