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Se recuesta y duerme un rato,
se despierta y piensa un momento…
¡Ay! Se levanta con sufrimiento,
y le dice: ¿a dónde… estás, a dónde… estás?
La desgracia del hombre es ser pobre;
en mi mente pensé en adorarte.
Y tú me dices: usted es un zaragate;
volteas la cara, me ves y te sonríes.
Sólo el rico disfruta con el oro;
sólo el rico disfruta del tesoro;
mientras que el pobre en la calle vierte lloro
y al fin le dicen: «perdone usted, por Dios.»
LAS HIJAS DE EVA.
Se disfruta de placeres en la vida,
con un vaso de mezcal o de aguardiente;
venga, pues, a tomar toda mi gente
de este vaso magnífico licor.
No consideran como estarán
las hijas de Eva y los hijos de Adán;
préstame medio, préstame un real,
porque no tengo una copa que tomar.
(Se disfruta de placeres, etc.)