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Como que ya vas… ¡ay!
Como ya vienes… ¡eh!
De buscar reposo y gozo,
que en ti sólo encontraré.
Dame tu piquito, como bella aurora,
eres seductora, sin compasión;
que me abrazo todo y es mi dolor
que en ti sólo busco,
busco y rebusco gloria y amor.
Cuando me miran tus ojos,
siento en el alma tal emoción,
que enamorado palpita
y por ti se agita mi corazón.
A Pachita.
No había venido, mujer, se me había hecho tarde,
las once han dado y yo puesto en el camino,
y siempre delirando en mi fatal destino,
y siempre suspirando por Pachita de mi amor.
Allá viene ya el Dios de la esperanza,
allá viene ya el Dios de tu hermosura;
toma esta palma angelical criatura,
y siempre suspirando por Pachita de mi amor.